Luego de la crisis que hubo en la Argentina a partir del 2001 y experiencias traumáticas en el negocio de la construcción, nos preguntábamos, cómo se podía generar la suficiente confianza, como para atraer a los inversores nuevamente para que inviertan en el negocio inmobiliario.
Los problemas de seguridad de instrumentación, del negocio inmobiliario para el inversor, están asociados básicamente con las estructuras societarias que se dan en la construcción. Cuando uno quiere invertir en la construcción, las alternativas son varias, comprar unidades a un desarrollador-constructor mediante boletos de compra venta, participar en consorcios a través de sociedades de responsabilidad limitada o sociedades anónimas (S.R.L. y S.A.), siempre quedando en manos del socio o empresa constructora que llevaba adelante el emprendimiento y quedando el inversor muy desprotegido en lo patrimonial.
El fideicomiso es la figura jurídica, más transparente, y más segura respecto del capital invertido, en comparación de las otras estructuras jurídicas, ya que el contrato tiene cláusulas estrictas del fin para el cual se está aportando el capital. En el contrato se definen todos los elementos que conformarán el negocio inmobiliario (Deberes y obligaciones del Fiduciario, inversores, proyecto; contratos de: obra, auditorias, comercialización, asignación de utilidades y/o unidades).
Lo invertido es del Fideicomiso, no puede embargarse, no se afecta por un fallecimiento o por cualquier otro problema de alguno de los inversores, ni del administrador (Fiduciario) del patrimonio fideicomitido; ya que los bienes se registran como propiedad fiduciaria.
Destacamos que en la actualidad, los bancos, las grandes empresas, el gobierno, etc., eligieron la figura del fideicomiso para canalizar distintas alternativas de negocios e inversión.

Se organiza un fideicomiso para la construcción de cada emprendimiento.
En el contrato de fideicomiso se establecen todas las condiciones para la construcción y adjudicación y/o venta de las unidades. También se establece la forma en la que se reparten las utilidades una vez finalizado el fideicomiso. Así se logra seguridad y transparencia, dando tranquilidad tanto para los inversores, como para los compradores terceros del proyecto.

El Fiduciario se encarga de pagar todos los impuestos que atañen al proceso de construcción. Cuando se devuelve al inversor su dinero o se le asigna una unidad, es él, el responsable de sus impuestos personales.

La rentabilidad para un proyecto es alrededor de un 20% a un 30% por ciento, pero si se tiene en cuenta la pre-ventas la rentabilidad y por lo tanto la TIR, aumenta en forma considerable.

Está estimado. Lo que hacemos es velar por la transparencia del negocio, dando todos los instrumentos y todas las garantías que el emprendimiento llegará a su fin, y la tranquilidad dada que la inversión está respaldada por todo el patrimonio que tiene el fideicomiso, pero no garantizamos el resultado positivo de la inversión, ya que está sujeta a los vaivenes del mercado.

La inversión se recupera, en el término de nueve a veinte meses, dependiendo del emprendimiento, de la rentabilidad esperada y de la estrategia particular de cada inversor; pero el promedio sería de un año y medio.

En el fideicomiso, por una cuestión impositiva, el Fiduciante, que es el inversor, tiene que ser el mismo que el beneficiario, o sea el que cobra el beneficio de la inversión. Si no es así, está afectado a una carga impositiva mucho más grande. No obstante eso puede haber un acuerdo entre particulares para ceder el beneficio, con lo que efectivamente si puede vender antes de finalizada la obra.

Si bien no hay un mínimo preestablecido, son inversiones que como mínimo representen el costo de una unidad a construir, las más chicas son de alrededor de U$S 30.000 dólares, las más grandes U$S 300.000 dólares dependiendo del emprendimiento que se trate.

Para las unidades terminadas conectamos al comprador final con un banco o un particular para la financiación con una hipoteca cuyas condiciones serán las del mercado en ese momento.

* La posibilidad de contar con todo el capital para la obra nos permite aplicar varias estrategias para reducir costos y riesgos:
* Se puede comprar el terreno al contado.
* Se obtienen precios y beneficios especiales.
* Posibilidad de cerrar algunos de los costos de los materiales al inicio de la obra.
* La inversión tiene una garantía inmobiliaria: el mismo edificio que se construye.